Vacaciones covid

26.07.2020

Próximos a las habituales vacaciones de verano, esta año de habitual no tienen nada. Venimos de un confinamiento, cuya experiencia, sin duda, nos marcará a todos en lo material  y en lo espiritual.

Hace cuatro meses tuvimos que recluirnos para tratar de frenar la pandemia de un virus que avanzaba a pasos agigantados. El mundo paraba, las calles se vaciaban, los plazos se congelaban, y la actividad judicial, era testimonial.

Estuvimos teletrabajando, con la vista puesta en una pronta recuperación, y hoy esa recuperación parece más lejos. Hemos vuelto a nuestros despachos con protocolos sanitarios para nuestros clientes (mascarillas, geles, etc.), los plazos se han reseteado y los juicios presenciales han vuelto a celebrarse  (también sus suspensiones). Es verdad que adaptarnos al distanciamiento social y a las medidas de precaución de contagio, conllevan una molestia añadida al ejercicio de la profesión, pero es lo que hay.

Legislar en caliente, no siempre es lo más recomendable. Con el estado de alarma, estuvimos sometidos a importantes cambios que tuvieron reflejo en regulaciones por Decreto, que hoy vemos que no han sido eficaces. No hablo ya solo de los arrendamientos, procedimientos de familia, o concursal, sino de la previsión de justicia para evitar un colapso por el parón del covid. 

Se decidió habilitar gran parte del mes de agosto para esa descongestión, y antes se reguló que se garantizaran los turnos de vacaciones de funcionarios, laj y jueces. La abogacía puso el grito en el cielo, y ahí se quedó. Tan solo se obtuvo un compromiso no formal para evitar señalamientos en el periodo hábil del mes de agosto. Y desde los juzgados, se nos pide un "pacto de no agresión" y que no presentemos muchos escritos en vacaciones. Sin embargo, ¿qué pasa con esos plazos que nos han notificado ya y vencen en pleno agosto?.

Lo dicho, estamos ante unas vacaciones nada habituales. Espero que, como el covid, las ocurrencias desaparezcan lo antes posible.