Dura Lex, sed Lex

25.09.2021

Cuando leo que un Botín ha tenido que pagar una multa de 91,7 M de euros por su condena penal por contrabando de un Picasso, no puedo pensar más que qué afortunado es el Estado ante criminales como este, y lo que podrá hacer, o no, con tan elevada sanción económica que recauda.

Pensemos en el presupuesto de un equipo de futbol de primera división. El año pasado sólo 8 equipos superaron esa cifra. Espero que el Estado sepa destinar adecuadamente esa cantidad recaudada a los fines para los que estime oportunos el Tesoro, ya que ni siquiera es la Administración de Justicia la beneficiaria de esos importes.

Esto me lleva a una reflexión. Si son los Tribunales de Justicia los que imponen las multas, y luego en ejecución de sus sentencias, los que proceden a la indagacion de solvencia del condenado, efectúan la traba de sus bienes, etc. ¿por qué no es también la Administración de Justicia la que decide el destino del dinero recaudado?, o ¿por qué no se destina, si no todo, buena parte a las muchas carencias de la Administración de Justicia?.

La opacidad en este tema es preocupante, porque aunque nos digan que el Tesoro tiene sus presupuestos y cuentas públicas, lo cierto es que el ciudadano no percibe a donde va todo ese dinero que por multas judiciales recauda el Estado. Y como somos mal pensados, ¿quien no ha pensado qué pasa con todas esas cuentas bancarias de los Juzgados que quedan olvidadas en ejecuciones infinitas?.

Desde luego el dicho de que quien la hace la paga, no solo en el caso de Botin, sino en muchos otros casos es cierto, porque como reza el título del artículo, la Ley es dura pero es Ley, y casos de multas como ésta nos recuerdan que tenemos límites y debemos saber convivir sin pasarlos.